Después de aquella gran tormenta que arrasó con lodo y rocas a su paso quedamos sumergidos en una gran oscuridad.
Pasó tiempo en que no vimos nada más que las densas tinieblas de nuestras almas.
Pretendimos autoabastecernos;
Olvidamos lo bueno como si no hubiera existido.
Pero un día nos sentimos solos y nos pusimos a llorar; lloramos mucho, durante mucho tiempo.
Lloramos tanto que contarlo sería imposible;
Nos pareció que nuestras lágrimas eran las que habían formado el mar.
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